¡Ayuda! Mi bebé no duerme toda la noche

Ahora que tu bebé ha pasado la mágica marca de los 6 meses, puede que hayas oído que está listo para empezar a dormir toda la noche. Y aunque cada niño se desarrolla a un ritmo diferente, es cierto que los bebés a menudo empiezan a ser capaces de dormir toda la noche al sexto mes. Según la National Sleep Foundation, a los 9 meses, entre el 70% y el 80% de los niños son capaces de dormir lo que cuenta como «toda la noche» para ellos, según se define por su necesidad de sueño, que puede caer entre 9 y 12 horas.

Entonces, ¿por qué siguen creciendo las bolsas bajo tus ojos? Bueno, sólo porque tu bebé sea físicamente capaz de hacer algo, no significa necesariamente que vaya a empezar a hacerlo por su cuenta. Después de todo, podría estar guardando su iniciativa para dibujar en la pared de la sala, tratar de montar al gato, o entrenarse espontáneamente para ir al baño – o bueno, tal vez no.

¿Por qué la falta de sueño?

Confusamente, en el momento exacto en que los expertos médicos dicen que los bebés estan listos para empezar a dormir de forma segura y saludable durante la noche sin despertarse para alimentarse o ser arrullados, algunos bebés que han dormido bien hasta ese momento empiezan a despertarse más a menudo, y actúan de forma más quisquillosa. Esto se debe a que están creciendo en más de un sentido y, al igual que su pequeño sistema digestivo se está desarrollando hasta el punto en que puede sostenerlo sin despertarlo, algunas otras cosas comienzan a hacer efecto como los emocionantes hitos del desarrollo, la dentición, y la ansiedad por la separación, todo lo cual puede mantenerlo despierto.

Cuando tu bebé aprenda a hacer algo divertido y excitante, como gatear, pararse, o incluso simplemente darse la vuelta, puede entusiasmarse lo suficiente con esta nueva habilidad como para preferir quedarse despierto y practicar en lugar de obtener el descanso que necesita. La mejor manera de manejar esto es, por lo general, asegurarte de que el espacio para dormir esté libre de distracciones, mantener la habitación oscura y tranquila y, si lo estás tranquilizando para que duerma, tratar de hacerte lo más aburrida posible (será una lucha) para que tu bebé no quiera despabilarse para jugar contigo.

Si tu bebé es lo suficientemente grande como para darse vuelta por sí mismo, generalmente es seguro darle una toallita fresca o un mordedor frío si sus encías son lo que lo mantienen despierto. Cuando el problema es la dentición, podrás saberlo por el enrojecimiento e hinchazón de las encías de tu bebé, aunque algunos dientes nuevos no dan tantas señales visuales y es posible que no sepas que eso es lo que está pasando hasta que un diente nuevo se abra paso a través de las encías.

La ansiedad por separación es otro tema delicado. No es como si pudieras culpar a tu bebé por extrañarte y por preocuparse por tu ausencia de la manera en que te preocuparías por la suya si te despertaras durante la noche y no lo vieras donde esperabas que estuviera. Desafortunadamente, no hay ningún truco – tu bebé probablemente no se sentirá mejor hasta que vayas a él para hacerle saber que estás allí, y una vez que estés allí, él podría fácilmente no querer dejarte ir otra vez.

Durante las horas de vigilia, puedes trabajar para tranquilizarlo y asegurarle que, cuando desaparezcas, siempre volverás, lo que podría ayudar a calmar algo de su ansiedad. Ambos pueden empezar a trabajar en esto con juegos divertidos como peek-a-boo, o escondiendo uno de sus juguetes bajo una manta y luego volver a descubrirlo. Este tipo de juegos eran divertidos antes de que tuviera ansiedad de separación porque la sorpresa de la revelación al final era sorprendente. Sin embargo, ahora son útiles porque ayudan a enseñarle a tu bebé que las cosas (¡y las personas!) pueden seguir estando presentes, incluso si están fuera de su vista. Otra forma de trabajar en ese entendimiento es seguir hablando con tu bebé cuando te pierde de vista, cada vez que sales de la habitación en la que está.

Elimina la merienda de la noche

Una de las principales diferencias entre tu bebé actual y el que tenías unos meses antes es que no necesariamente necesita comer durante la noche para obtener los nutrientes que necesita. Ahora tiene un estómago más grande y un crecimiento menos rápido. Por lo tanto, si todavía le das de comer por la noche, hay una buena posibilidad de que esté listo para hacer el cambio. Si tu bebé se está durmiendo durante las tomas nocturnas, o no está comiendo tanto durante ellas como solía hacerlo, hay una buena posibilidad de que esté listo para hacer la transición.

El dejar de amamantar (o de dar la botella) en la noche a menudo funciona mejor cuando se hace gradualmente, aunque tú te conoces mejor a tí misma y a tu bebé. Si crees que a él le costará más dejar de comer por la noche por etapas, o que a ti te costará dejar de alimentarlo gradualmente, entonces hacerlo de golpe podría ser el camino a seguir. Por otro lado, muchos padres que creen firmemente en la alimentación a demanda continúan con las alimentaciones nocturnas hasta que sus hijos ya no se despiertan y ya no piden comer. Sin embargo, si eliges eliminar la alimentación gradualmente por la noche, intenta acortar lentamente las tomas hasta el punto donde, cuando tu bebé se despierte para una toma nocturna, tú puedas tranquilizarlo para que se vuelva a dormir sin intentar alimentarlo. Para entonces debería estar acostumbrado a no comer mucho durante la noche y debería volver a dormirse con bastante facilidad. Independientemente del método que intentes, siempre es una buena idea ofrecerle a tu bebé un poco más de comida durante el día, para compensar lo que ya no recibirá por la noche.

Provoca un cambio

Si tu bebé aún no ha empezado a dormir por la noche por su cuenta, podría necesitar un pequeño empujón. La rutina para acostarse que ha funcionado en el pasado no siempre es la rutina para acostarse que funcionará en el futuro, o incluso en el presente, y ahora que tu bebé está a punto de graduarse a un estilo de dormir más maduro, su rutina para acostarse podría utilizar algunos ajustes para igualarse.

  • Cambia la rutina: Si tu bebé habitualmente duerme contigo y no ha logrado dormir hasta la mañana a tu lado, es posible que esté listo para intentar dormir en algún lugar donde pueda estirarse un poco más. Pero si tu bebé ha estado durmiendo a solas en su habitación como un campeón desde el primer día, podría estar echándote de menos, y podría ser mejor para calmarse por sí mismo si estás a la vista cuando se despierte durante la noche.
  • Temprano a la cama, tarde para levantarse: Suena contraintuitivo, pero llevar a tu bebé a la cama un poco más temprano de lo normal podría ser la clave para un sueño un poco más ininterrumpido. Es extraño, pero es cierto – cuanto más descansados estén los bebés, más fácil les resultará dormirse y quedarse dormidos.
  • Todo seguro y protegido: Todavía es demasiado pronto para acostar a tu bebé de forma segura con un peluche, una mantita, u otro objeto de comodidad, pero puede ayudar a evitar que se sienta demasiado solo en su propia habitación si dejas una camisa que hayas usado, u otra cosa con tu olor, en la habitación con él. Puede parecer un poco exagerado, pero la nariz de tu bebé es bastante sensible y sentir que tú o tu pareja están cerca puede tranquilizarlo por la noche.
  • Escucha a tu bebé: Si tu chiquito ya no se alimenta por la noche y a la hora que se despierta sospechas que aún no necesitas cambiarle el pañal, es muy probable que pueda volverse a dormir sin demasiados problemas. Esto no significa necesariamente «déjalo que llore hasta que se duerma» – sólo significa camina un poco más lento hacia su cuarto, para ver si se vuelve a dormir antes de que llegues.
  • Espera diferencias: Los bebés no sólo son diferentes en términos de la velocidad a la que se desarrollan, sino también en la forma en que se desarrollan. Tal vez tu bebé se despierte con el sol porque no ha aprendido el truco de dormir durante más de 6 horas seguidas, pero si lo has intentado todo y todavía no puedes conseguir que se duerma más allá del amanecer, podría ser el momento de admitir que tu bebé es un madrugador y dejarlo por la paz. Por otro lado, tu bebé podría ser un búho nocturno completamente independiente de cualquier factor externo, como lo son innumerables adultos. Estas diferencias pueden no ser muy buenas para tu horario, pero si parece que no van a cambiar, puede ser más fácil encontrar maneras de trabajar con ellas.

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