Preparando una mejor cena

Cuantos más dientes le crezcan a su bebé, y cuanto mejor sea su capacidad para sostener un tenedor, más alimentos estarán abiertos a el/ella y también en su mesa, ¿cierto? Por desgracia, el camino a los alimentos sólidos no siempre va en línea recta, y algunas de las paradas en el camino puede ser la hora de la cena, que es la joya de la corona de las comidas, un poco más difícil.

Variaciones en el ingrediente favorito

Los niños pequeños pueden ser personas con una mente única, lo cual es genial cuando se le están enseñando habilidades motoras, pero puede ser un poco más difícil para los padres cuando están escogiendo el mismo libro para dormir siete veces en dos horas o preguntándose por la misma cena durante una semana y media. Para algunos niños pequeños, esa misma comida no es negociable, pero algunos están abiertos a una pequeña negociación – seguro, el pollo podría ser su opción inmediata, pero algunas de las sobras de pollo de la noche anterior podrían añadirse en una pizza con verduras y queso, en lugar de ser la pieza central de la comida? ¿Pueden esos guisantes verdes que tanto le gustan a el/ella ponerse en una sopa de fideos con letras de alfabeto, o en una salsa de pasta? Su bebé puede tener una fijación ocasional, pero a veces, con un poco de suerte, esas fijaciones pueden convertirse en algo más como desafíos de cocina que verdaderas imperfecciones.

¿Puede ponerle orejas a la comida?

Bueno, el hecho de que la comida de la cena no tenga la misma oportunidad de una presentación divertida o tonta a diferencia del desayuno y el almuerzo, no significa que no pueda ser una comida divertida, también! Por un lado, la cena tiene el potencial de ser la comida menos apresurada del día. Jugar con la comida no está del todo bien, pero darle a su bebé la oportunidad de disfrutar de la hora de comer puede ayudar a mantener las cosas funcionando sin problemas. Al igual que la hora del baño, las comidas son algo que su bebé siempre tendrá que hacer, pero si el/ella las hace con enojo y con renuencia, o si por el contrario, las hace como una parte divertida y emocionante del día, todo depende de el/ella y depende de usted.

Las pizzas se ven tan bien con las orejas de conejo como también los panqueques, los árboles de brócoli pueden añadir un poco de belleza natural al paisaje del plato de su bebé, y los largos fideos de pasta podrían ser las ruedas de un carro, todo esto puede hacer de la cena una aventura, incluso si trata de preparar un plato como el del sitio web, no va a ser de su estilo para este caso en particular.

Saltando a la conclusiones

Tal vez hay algunos alimentos que usted siente que ni siquiera tiene que tratar de alimentar a su bebé con ellos – porque ya sabe que el/ella no va a querer probarlos. Eso está bien – pero a pesar de ello, trate de ofrecérselo a su bebé de todos modos. El/ella podría sorprenderlo y la expectativa de que el/ella no quiera ciertos tipos de alimentos también puede plantar la idea en su cabeza para después, quizás estar interesado en probarlos de nuevo. Ésa no es ciertamente la raíz de todo niño quisquilloso, pero dándole una gama de opciones, sin la expectativa de cuál le gustará, puede ser una gran manera de comenzar a combatir cualquier quisquillosidad.

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