Antes de que tu bebé llegara a tu vida, tal vez te imagináste que podrías volver a trabajar y que todo seguiría como de costumbre. irías y vendrías a la misma hora, realizarías las mismas tareas, asumirías la misma carga de trabajo. Dependiendo exactamente de cuál era esa carga de trabajo, a estas alturas ya te habrás dado cuenta de que es difícil operar de la misma manera que solías hacerlo.
Tal vez realmente quieras estar cerca de todas las rutinas de la hora de dormir de tu bebé, que significa no quedarte hasta tarde en el trabajo, o has descubierto que para ser el mejor padre que puedas ser y desempeñarte bien en el trabajo, tú realmente necesitas acostarte temprano, lo cual entra en conflicto con contestar llamadas o correos electrónicos tarde en la noche. Y si tu bebé está enfermo, tal vez te gustaría trabajar desde tu casa para poder estar ahí para tu bebé.
Entonces, ¿cómo puedes alinear estas prioridades de crianza con tu vida de trabajo? Si llevas ya bastante tiempo trabajado en tu empleo y ya te has establecido como un empleado valioso, es posible que puedas negociar para obtener más flexibilidad o nuevas adaptaciones que te permitan sentirte mejor en cuanto a cómo el trabajo encaja en el esquema mas amplio de tu vida y cómo quisieras poder estar presente para tu pequeño.
Estas opciones pueden incluir cambios grandes o pequeños – tal vez cambiar tus horas de una manera que funcione mejor para tu familia, tener un horario más flexible que permita espacio para cualquier sorpresa que surja, trabajar desde casa de forma regular o según sea necesario, comprimir tus horas en días más largos o una semana de trabajo más corta, cambiar a tiempo parcial, o incluso compartir el trabajo y dividir tus responsabilidades habituales con otro empleado.
Ciertamente, hay mucho que considerar si deseas negociar algunos cambios.
Considera tu trabajo actual
Antes querrás considerar cuáles son tus responsabilidades laborales cotidianas y cómo estos detalles pueden influir en el tipo de flexibilidad que deseas solicitar. Si tu trabajo consiste en una gran cantidad de trabajo de cara al cliente o trabajo manual que requiere que estés presente en tu lugar de trabajo, entonces trabajar a distancia probablemente no es una opción, pero tu puedes negociar cambiar a un turno diferente. Si tu trabajo consiste en estar mucho tiempo frente a una computadora portátil, tal vez trabajar a distancia unos cuantos días a la semana podría funcionar bien.
Verifica si hay alguna política formal
¿Tiene tu empleador alguna política formal sobre negociaciones o flexibilidad? Es posible que desees consultar el manual de tu empresa o cualquier otro material de recursos humanos donde esté delineada la política oficial. Si existen tales políticas, ve si pueden ayudarte a presentar tu caso – si, por ejemplo, tu empresa pide que tales solicitudes de flexibilidad se hagan por escrito, si ya tienen un plazo claro para la aprobación de tales solicitudes, o si requieren que las solicitudes de cambios de turno se hagan con un cierto número de semanas de anticipación. Si no hay tales políticas por escrito, eso no significa que no debas preguntar de todos modos. Muchos empleadores están dispuestos a escuchar tales solicitudes independientemente.
Conoce tus prioridades
Una vez que hayas pensado más sobre qué tipo de adaptaciones podrían tener sentido en función de tus responsabilidades de trabajo y si existen políticas formales que podrían moldear la forma en que realices tu solicitud, ahora es el momento de entrar en detalles. Considera tus prioridades: lo que quieres, lo que estás dispuesto a renunciar y a lo que no.
¿Deseas trabajar a distancia, pero no quieres que eso signifique que se espere de ti contestar llamadas a todas las horas? ¿Estás seguro de que tu prioridad principal es estar en disponible para cenar con tu familia y estar presente para la hora del bebé acostarse tantos días de la semana como sea posible – sin tomar un recorte salarial? ¿Quieres reducir tus horas de trabajo, pero no quieres perder beneficios?
Antes de hablar con tu empleador, querrás tener una idea clara de lo que tú piensas que sería un compromiso de flexibilidad que valdría la pena y de lo que no valdría la pena.
Elaborar un plan para presentar a tu empleador
Basado en todo lo que ha considerado anteriormente, querrás crear un plan que incluya los detalles específicos de lo que estás esperando en términos de flexibilidad. Esto puede significar que quieres trabajar desde tu casa uno o dos días a la semana, o que quiere salir a las 4 p.m. todos los días, o que quiere trabajar en el turno temprano un mínimo de 3 días a la semana y turnos adicionales más tarde según sea necesario, o que quiere ser capaz de manejar la recolección y entrega de la guardería y trabajar desde tu casa más tarde en la noche según sea necesario para hacer todo tu trabajo.
Dependiendo de tu lugar de trabajo, las políticas de tu empleador y tu relación con tu empleador, esto podría significar una propuesta formal por escrito a tu gerente o simplemente una conversación honesta con tu supervisor.
Iniciar la conversación
Cuando te reúnas con tu empleador, presente tu caso en favor de una situación laboral más flexible -incluyendo los detalles específicos que decidió y teniendo en cuenta tus prioridades- y esté preparado para que esto sea sólo el comienzo de una conversación. Tú puedes sugerir un período de prueba, sólo para que tu empleador pueda sentirse más cómodo con los cambios y ver que tener estos arreglos de trabajo flexibles no perjudicará tu desempeño laboral. Algunos empleadores le darán el visto bueno de inmediato, y otros necesitarán tiempo para considerarlo o para pasarlo a la gerencia superior para su aprobación, por lo que es posible que tengas que ser paciente.
Prepárate para que tu empleador regrese con diferentes opciones de flexibilidad o para negociar sobre algunos de los detalles que presentaste, y prepárate para negociar y ser clara sobre lo que estás dispuesta a comprometerte y lo que no estás dispuesta a hacer. Y, por si acaso, también deberías estar preparada para un «no» en este momento, aunque esto no significa que no puedas volver a intentar la conversación en el futuro.
Al iniciar esta conversación, sé honesta con tu empleador acerca de lo que estás esperando, y tal vez te sorprenda de cómo pueden ayudarte. La mayoría de los empleadores quieren apoyarte y ayudarte a tener éxito, así que si eso significa permitirte trabajar desde casa cuando tu bebé se enferma o cambias tus horas un poco para acomodar tu situación de cuidado infantil, ellos pueden estar más que dispuestos a hacerlo.