Qué hacer cuando tu pequeñín se niega a ir a la escuela 

Nada puede desbaratar de forma más grave una mañana que un pequeñín que se niega a ir a la escuela. Aunque el problema pueda sonar extraño a los padres que no lo han experimentado, el rechazo escolar es un problema creciente que afecta a más familias ahora que en los tiempos antes de COVID. El rechazo escolar puede incluir comportamientos como negarse del todo a ir a la escuela, retrasarse tanto que es habitual llegar tarde, salir de clase para ir a la enfermería a lo largo del día y solicitar que le recojan temprano por enfermedad u otro problema. Si tienes un alumno de primaria que, de repente o poco a poco, empieza a evitar las clases, esto es lo que debes hacer. 

Reconoce el problema

Para algunos niños, el rechazo escolar empieza de repente, quizá a principios del año escolar o tras un cambio de escuela. Para otros, el problema comienza de manera gradual y crece en frecuencia hasta que la asistencia a la escuela y a clase se convierte en un problema diario. Es importante que los padres de familia comprendan que el rechazo escolar no es un problema de comportamiento, sino que suele estar relacionado con cuestiones de salud mental subyacentes, problemas específicos en la escuela o una combinación de ambos. 

Comprende la causa

Una vez que reconozcas que existe una causa subyacente al rechazo escolar, es hora de investigar qué está pasando. Háblale y también habla con su maestra y con el personal de apoyo que le conozca bien para averiguar si hay algo en la escuela que esté provocando el rechazo. Los problemas de acoso escolar, las dificultades sociales o las condiciones desfavorables en el aula podrían contribuir al estrés escolar. 

Si el entorno escolar no parece levantar ninguna bandera roja, puede ser útil reconocer que el rechazo escolar es a menudo secundario a la ansiedad, que puede ser diagnosticada y tratada por un terapeuta. 

A veces, aunque el entorno escolar parezca «bueno», no está preparado para incluir a los niños neurodivergentes. En las escuelas, los entornos sobreestimulantes y de alta exigencia pueden ser la norma, lo que provoca ansiedad y angustia en los niños con sensibilidad sensorial u otros problemas.

Reúne un equipo de apoyo

Una vez que hayas empezado a identificar el problema subyacente, querrás reunir a tu equipo de apoyo. Dependiendo de la causa subyacente, esto podría incluir un psicólogo infantil, un terapeuta ocupacional, la maestra, la trabajadora social de la escuela, un defensor o cualquier otro profesional. 

Toma buenas decisiones para tu familia

Si examinas el problema subyacente y determinas que su escuela no es un lugar bueno o seguro (en especial si es neurodivergente y no se están satisfaciendo sus necesidades), es posible que quieras hacer un gran cambio en tu vida. Eso podría incluir la elección de otra escuela o la educación en casa. 

Si decides permanecer en la misma escuela, trabaja con tu equipo para crear un plan coherente que funcione para ambos. Esto podría incluir terapia cognitivo-conductual, terapia ocupacional, creación de espacios seguros en la escuela e identificación de un defensor en la escuela que pueda ayudarles a sentirse seguros en la escuela. 

El rechazo escolar supone un reto y, a menudo, es desgarrador para las familias que desean que su hijo o hija disfrute de la escuela y que luchan contra la imprevisibilidad que esto puede crear en la rutina familiar. Aunque la solución puede variar de una familia a otra, una cosa que es cierta para todos es que necesitarás apoyo. Hablar con amistades y familiares de confianza y con tu propio terapeuta puede ayudarte a sobrellevar esta difícil situación.

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