Child sits at the table looking upset at her plate.
danez/iStock/Getty Images Plus via Getty Images

Niños quisquillosos con la comida: consejos y orientación para niños de 8 años

Comer mal es frecuente y afecta hasta la mitad (enlace en inglés) de los niños en edad primaria. Aunque la mayoría al fín lo superan, muchos siguen siendo quisquillosos a los 8 años.

Ante todo, ser exigente con lo que come no significa que tenga nada malo. A muchos niños (y adultos) no les entusiasma probar alimentos nuevos. Aparte del sabor, los olores, texturas y colores extraños suelen bastar para que un niño diga: «¡No!».

¿Qué puedes hacer? A continuación encontrarás consejos e ideas para niños quisquillosos de 8 años.

Lo que puedes intentar

Intentar que coma alimentos diferentes puede ser frustrante, sobre todo cuando tus intentos fracasan la mayoría de las veces. Aunque no existe una solución única, he aquí algunas estrategias que pueden funcionar.

Hacer la compra juntos

Invítale a que te acompañe al supermercado. Mientras estés allí, anímale a elegir frutas, verduras y otros alimentos saludables. Dado que negarse a comer ciertas cosas es a veces un intento de ejercer control, dejarles elegir algunos comestibles puede hacer que estén más dispuestos a probar algo nuevo.

Empezar poco a poco

Según la Mayo Clinic, las porciones grandes pueden abrumar a los niños quisquillosos (enlace en inglés). Cuando ofrezcas nuevos alimentos, preséntalos en porciones más pequeñas. De uno a tres bocados es un buen punto de partida, y si les gusta, puedes añadir más al plato.

Espera y ofrécelo de nuevo más tarde

Es posible que tu hijo o hija haya intentado (o solo se haya negado) a comer diversos alimentos cuando era más pequeño. Pero, como muchos padres de familia saben, los gustos, preferencias y opiniones de los niños siempre cambian. Teniendo esto en cuenta, merece la pena volver a ofrecer alimentos que antes rechazaron.

Comer en familia

No hará que un niño quisquilloso se vuelva más aventurero por arte de magia, pero comer en familia (enlace en inglés) puede ayudar a la causa. Guarda los aparatos, apaga la televisión y reúnanse alrededor de la mesa. Mientras disfrutan juntos de la comida, pueden charlar sobre algo que desean o compartir algo divertido que hayan hecho ese día.

Evita las órdenes personalizadas

La Mayo Clinic también recomienda evitar atender pedidos de comida. Por supuesto, quieres que coma algo, así que lo lógico es preparar una comida que sepas que le va a gustar. ¡Hay opciones para esto!

Es importante preparar una sola comida para toda la familia siempre que sea posible. ¿Por qué? Tu hijo o hija no tendrá la impresión de que le harás lo que quiera si rechaza lo que se le ofrece, y estará expuesto (aunque solo sea mirando) a nuevos alimentos. Es importante ofrecer al menos un alimento seguro en las comidas. Esto significa que puede ser necesario añadir una ración de fruta o algo sencillo, como panecillos, a una comida. No está bien dejarle con un plato de comida desconocida porque muchos no comerán aunque tengan hambre. Unos pocos bocados de algo familiar aumentan las probabilidades de que sigan comiendo y exploren nuevos alimentos.

Hazlo divertido

Establecer unas normas básicas es una pieza fundamental del rompecabezas, pero también hay que divertirse cuando se es quisquilloso con la comida. Considera la posibilidad de realizar pruebas de sabor (a ciegas o no) o de organizar un concurso simulado para probar nuevos alimentos y ganar premios. Nuevas formas, utensilios o elementos como palillos de dientes o palillos chinos pueden aumentar la diversión.

Quitarle la presión también puede mejorar el humor durante las comidas. Obligarle a probar nuevos alimentos, o incluso recompensar sus esfuerzos, puede ser contraproducente. Eliminar la presión en las comidas también alivia el estrés de los padres, no es tu trabajo forzarle o engañarle para que coma.

Apóyate de sabores favoritos

No todos los quisquillosos prefieren la comida sin sabor. Si le gusta algún sabor en particular, intenta incorporarlo a nuevas comidas. Por ejemplo, a los niños a los que les gusta lo dulce pueden gustarles las zanahorias glaseadas con miel o el pollo a la barbacoa. Y los que adoran la salsa de tomate, o kétchup, pueden comer casi cualquier verdura bañada en ella.

Respeta sus gustos

Los malos hábitos alimentarios son habituales, pero algunos niños tienen el paladar más sensible que otros. Además, aunque a muchos se les pasa al final de la escuela primaria, no pasa nada si al tuyo le lleva más tiempo. Respeta sus gustos, escucha sus opiniones y recuerda que esta etapa no durará siempre.

Si te preocupa su carácter muy exigente, su alimentación, su crecimiento o su desarrollo, consulta a su pediatra para que te dé su opinión y te oriente

Revisado por el equipo clínico de Ovia Health


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Fuentes

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