Doctor giving a patient a vaccine while informing her about common vaccine myths.

Mitos comunes sobre la vacunación

Los expertos en salud coinciden en que las vacunas son una de las herramientas más sólidas para estar protegidos contra enfermedades graves y son del todo seguras para la mayoría de las personas. Sin embargo, no hay que ir muy lejos, en particular en Internet, para encontrar una serie de mitos y conceptos erróneos sobre las vacunas. Y a veces puede ser muy difícil separar la verdad de la ficción en Internet.

Mitos y realidades sobre las vacunas

Por desgracia, la desinformación relacionada con las vacunas puede ser muy peligrosa. Las vacunas salvan vidas y saltarse o retrasar las vacunas puede provocar enfermedades graves o incluso la muerte. Así que estamos aquí para aclarar las cosas. Esperamos que esta información te ayude a comprender mejor que las vacunas son una poderosa herramienta que puede ayudarte a mantener tu salud.

Mito: Las vacunas causan el autismo.

Realidad: Las vacunas no causan el autismo.

Y, sin embargo, este mito se sigue difundiendo, por lo que merece la pena analizar por qué. En 1998, el Dr. Andrew Wakefield publicó un artículo en el que sugería una relación entre el autismo y la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola). Este artículo se suele considerar una prueba de la conexión entre ambos. Sin embargo, el artículo ha sido desacreditado desde entonces (solo analizó a 12 niños seleccionados con cuidado y no contaba con un grupo de control). La mayoría de los coautores retractaron su apoyo y la revista en la que se publicó el artículo se retractó del mismo. Wakefield también ha sido desacreditado. En 2010, el Consejo Médico General Británico (UK’s General Medical Council) le despojó de su licencia médica, culpando a su cuestionable ética.

Desde entonces, numerosos estudios han demostrado que las vacunas no causan autismo, incluido un estudio que analizó a más de medio millón de niños (que eran una cohorte de estudio ideal de sujetos y controles) y no encontró ninguna relación entre los trastornos del espectro autista (TEA) y la vacuna triple vírica. ¿En pocas palabras? El documento en el que se basa este mito era defectuoso para empezar, el argumento y su autor han sido refutados hace tiempo y la ciencia demuestra que no hay conexión entre las vacunas y el aumento de las tasas de autismo.

Mito: Las vacunas contienen ingredientes tóxicos.

Realidad: Las vacunas no contienen ingredientes tóxicos.

Cada vez más gente quiere ser consciente de lo que introduce en el cuerpo y evitar los ingredientes nocivos, lo cual es estupendo. En lo que respecta a las vacunas, algunas personas tienen preocupaciones específicas sobre el uso de formaldehído, mercurio y aluminio en las vacunas. Estas sustancias químicas pueden ser en verdad tóxicas para las personas en niveles muy elevados, pero solo hay trazas (es decir, cantidades muy pequeñas) en las vacunas, y no hay pruebas de que estos niveles sean perjudiciales para las personas.

Para tener una cierta perspectiva, el formaldehído es producido de forma natural por nuestro propio cuerpo en niveles más altos que las cantidades encontradas en las vacunas. Estas sustancias químicas ayudan a que las vacunas se produzcan y funcionen bien y están presentes en cantidades tan pequeñas que no pueden causar ningún daño.

Mito: Las vacunas no son necesarias porque las enfermedades contra las que protegen ya no existen.

Realidad: Muchas enfermedades que hacían enfermar a mucha gente en el pasado ya no lo hacen gracias a las vacunas.

La «inmunidad colectiva» es un término que describe cómo cuando un porcentaje lo suficiente grande de la población está inmunizado contra una enfermedad concreta, mantiene protegida también a la población no inmunizada. (Y algunas personas en realidad no pueden vacunarse, como los bebés y las personas con sistemas inmunitarios debilitados).

Con un número suficiente de personas inmunizadas contra una enfermedad, esta se vuelve más rara solo porque no tiene la oportunidad de propagarse, razón por la cual no se oye hablar de muchos casos de, por ejemplo, viruela hoy en día. Pero si un mayor número de personas decide no vacunarse, una enfermedad que parece haber sido erradicada puede tener la oportunidad de volver a propagarse, como se ha visto con los recientes brotes de sarampión en EE.UU. Mantener la inmunidad colectiva es en particular importante para evitar que vuelvan a aparecer enfermedades que fueron tan comunes y peligrosas en el pasado.

Mito: Las vacunas causan las enfermedades contra las que se supone que protegen y hacen que la gente enferme.

Realidad: Las vacunas no causan las enfermedades contra las que deben proteger y son seguras para la mayoría de las personas.

Algunas vacunas contienen proteína de huevo, por lo que si una persona es alérgica al huevo, puede no ser seguro que se vacune. (De nuevo, ¡por eso es tan importante la inmunidad colectiva!) Aparte de esto, las vacunas casi nunca enferman y no causan las enfermedades contra las que deben proteger. A veces la gente señala los efectos secundarios similares a los de la enfermedad tras la vacunación como prueba de que las vacunas causan enfermedades.

Hay raras ocasiones, menos de una entre un millón, en las que una vacuna viva (que contiene una forma muy debilitada del germen que causa la enfermedad) provoca efectos secundarios que podrían parecerse a un caso leve de la enfermedad contra la que protege la vacuna (como unas manchas después de la vacuna contra la varicela). Esto no es en realidad un signo de la enfermedad, es la respuesta inmunitaria del cuerpo a la vacuna y una clara señal de que el cuerpo está creando inmunidad a la enfermedad.

Mito: El sistema inmunitario de los bebés no puede soportar muchas vacunas, por lo que es mejor espaciarlas.

Realidad: El sistema inmunitario de los bebés puede soportar un calendario de vacunación normal.

Nada más nacer, el bebé está expuesto a innumerables gérmenes, y su sistema inmunitario se pone a trabajar para combatirlos de inmediato. Las vacunas contienen una cantidad muy pequeña de una parte de un germen que estimula el sistema inmunitario para producir inmunidad contra esa enfermedad. Esto es mucho menos de lo que un bebé está expuesto a diario y no es nada que un niño sano no pueda afrontar.

Aunque algunos padres pueden ponerse nerviosos por el hecho de que los niños reciban tantas vacunas en su primer año de vida, estas se programan con el fin de proteger al niño lo antes posible de enfermedades graves que pueden ser en especial perjudiciales si el bebé se expone a ellas cuando es tan pequeño. Las vacunas combinadas, tales como la triple vírica, suponen menos visitas, menos agujas y más protección antes. La mayoría de los niños pueden seguir un calendario de vacunación normal y no necesitan espaciar o retrasar ninguna vacuna, y hacerlo podría suponer un riesgo de exposición a enfermedades graves.

Mito: Enfermarse es una parte normal de la infancia y la inmunidad «natural» es mejor que recibir una vacuna.

Realidad: Las vacunas protegen a los niños de enfermedades innecesarias.

Por supuesto, todos los niños se resfrían y tosen de vez en cuando. Pero las vacunas protegen contra enfermedades graves que pueden ser sobre todo peligrosas para los niños. La inmunidad «natural» que obtendría un niño tras la infección de una enfermedad es bastante fuerte, pero primero ese niño tendría que luchar y recuperarse de esa enfermedad.

La inmunidad que se produce después de que alguien reciba una vacuna, por fortuna, no implica que esa persona enferme primero. Las vacunas ayudan a prevenir y proteger contra enfermedades graves y el proceso no implica ponerse enfermo antes de inmunizarse.

Mito: Las vacunas no son seguras.

Realidad: Las vacunas son una herramienta muy importante y segura para mantener a niños y adultos protegidos contra enfermedades graves.

Aunque muchos de los mitos mencionados antes han llevado a algunas personas a creer que las vacunas no son seguras, no hay estudios creíbles que demuestren que las vacunas sean inseguras o que causen enfermedades u otros problemas de salud. Las vacunas se estudian de manera minuciosa durante los ensayos clínicos antes de que se pongan a disposición del público, y luego se vigilan de cerca una vez que se utilizan ampliamente. Las vacunas se utilizan de forma extensa desde hace décadas. Los estudios demuestran que son seguras y sabemos que son responsables de prevenir innumerables enfermedades y muertes.

Si tienes alguna pregunta sobre las vacunas, estos mitos o tu salud, deberías planteárselas a tu proveedor de atención médica. Está ahí para responder a preguntas sobre todos los aspectos de tu salud y es un recurso de confianza con el que puedes contar. Y si alguna vez tienes curiosidad por saber más sobre las vacunas en Internet, asegúrate de dirigirte a recursos médicos de confianza y no a sitios que puedan estar compartiendo información errónea y presentándola como un hecho. Recursos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tienen información basada en la ciencia en la que puedes confiar.


Fuentes
  • “Immunizations.” healthychildren.org. American Academy of Pediatrics. Retrieved January 3 2020. https://www.healthychildren.org/English/safety-prevention/immunizations/Pages/default.aspx
  • “Making the Vaccine Decision: Addressing Common Concerns.” Centers for Disease Control and Prevention. U.S. Department of Health and Human Services, August 5 2019. Retrieved January 3 2020. https://www.cdc.gov/vaccines/parents/why-vaccinate/vaccine-decision.html
  • “Q&A on vaccines.” World Health Organization. World Health Organization, August 26 2019. Retrieved January 3 2020. https://www.who.int/vaccines/questions-and-answers
  • “Vaccines for your children.” Centers for Disease Control and Prevention. U.S. Department of Health and Human Services, March 18 2019. Retrieved January 3 2020. https://www.cdc.gov/vaccines/parents/index.html
  • “Vaccine Safety: Examine the Evidence.” healthychildren.org. American Academy of Pediatrics, July 24 2018. Retrieved January 3 2020. “https://www.healthychildren.org/English/safety-prevention/immunizations/Pages/Vaccine-Studies-Examine-the-Evidence.aspx
  • “Vaccine Safety: The Facts.” healthychildren.org. American Academy of Pediatrics, October 10 2018. Retrieved January 3 2020. https://www.healthychildren.org/English/safety-prevention/immunizations/Pages/Vaccine-Safety-The-Facts.aspx
  • “Vaccines: The Myths and The Facts.” American Academy of Allergy, Asthma & Immunology. American Academy of Allergy, Asthma & Immunology, August 19 2019. Retrieved January 3 2020. https://www.aaaai.org/conditions-and-treatments/library/allergy-library/vaccine-myth-fact

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