Crianza para la confianza corporal

Desde que somos pequeños, recibimos mensajes sobre tamaños y formas corporales: lo que es sano y atractivo, y lo que no. Ya sea a través de los medios de comunicación, la familia o las conversaciones sociales, absorbemos creencias sobre los estándares de belleza. Y aunque es imposible proteger a tu hijo o hija del contacto con estos temas, hay cosas que puedes hacer para ayudarle a cultivar la confianza en sí mismo. Hablemos de la crianza con confianza en el cuerpo.

Influencia cultural

No es ninguna novedad que la sociedad estadounidense lleva mucho tiempo obsesionada con la delgadez. La extrema presión social que muchos de nosotros sentimos repercute también en nuestros hijos y puede afectar a la forma en que sienten su cuerpo y su valor. Cuando se sienten menos valiosos por el tamaño de su cuerpo, esto repercute en su confianza y en su bienestar emocional general. 

Según NEDA (Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios, por sus siglas en inglés), «A los 6 años, sobre todo las niñas empiezan a preocuparse por su peso o su figura. Entre el 40 y el 60 % de las niñas de primaria (de 6 a 12 años) están preocupadas por su peso o por engordar demasiado. Esta preocupación perdura toda la vida».

Existen varias medidas que puedes tomar para cambiar los mensajes dentro de tu propia casa y ayudarle a hacer frente a los mensajes que recibe fuera de tu control.

Modelar comportamientos y lenguaje saludables

Cómo hablamos de los cuerpos influye en lo que nuestros hijos e hijas piensan de los suyos (y del de los demás) ahora y en el futuro. Puede que te cueste mucho tiempo y esfuerzo reeducar tu propia forma de pensar y hablar sobre el cuerpo, pero si cambias tu forma de pensar y hablar sobre tu propio cuerpo para aceptarlo mejor, le estarás modelando una imagen corporal sana. 

Un ejercicio útil para toda la familia es practicar el no hacer comentarios sobre los cuerpos en general. Centra los cumplidos en las cualidades que te atraen de alguien. Por ejemplo: «Eres una de las personas más divertidas que conozco» o «Me encanta el tiempo que pasamos juntos, me ofreces tanta seguridad». Incluso un simple: «Eres una bellísima persona». Enseñarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos a no hablar del cuerpo de los demás puede ayudarnos a no juzgar ni fijarnos en el aspecto exterior de nadie. Al final, no eliges a tus amistades y seres queridos porque sean atractivos en lo físico. Quieres estar rodeado de gente porque te sientes bien a su lado. Nada de eso se basa en su aspecto ni en su talla. 

Será normal que surjan preguntas sobre cuerpos de aspecto diferente. En esos momentos, intenta centrarte en los hechos y no en los juicios. Por ejemplo, pasa una persona muy alta y tu hija se queda boquiabierta. Puedes hablarle de las diferencias en sus cuerpos y de cómo eso puede influir en su perspectiva del mundo. O si tu hijo ve a una persona más corpulenta y comenta: «¡Está gordo!». Una respuesta común a esto es: «Eso es de mala educación». Pero quizá otra respuesta más constructiva podría ser: «Sí, es más grandes que tú. ¿Qué significa eso para ti?». La grasa no tiene por qué ser un término negativo. Puede ser un descriptor como lo son «alto», «ruidoso», «gracioso» y otros.

Adjusta tus fuentes de medios

Toma la oportunidad para exponerlos a libros, obras de arte y películas que celebren la variedad de formas, tamaños y capacidades corporales. Las imágenes y los mensajes inclusivos les ayudan a tener una visión sana y completa de su propio cuerpo dentro de un mundo diverso. Cuando nos alejamos de los medios de comunicación centrados en la delgadez, en los blancos y en las personas sin discapacidad y reconocemos que todos los tipos de cuerpo son valiosos, los niños también lo ven. Notar y celebrar nuestras diferencias puede ayudar a personas de todas las edades a esforzarse por alcanzar metas basadas en sus valores personales y no en su apariencia externa.

Las redes sociales son bien conocidas como fuente de mensajes poco realistas y omnipresentes sobre la apariencia ideal. Los filtros y la edición son difíciles de entender para los adolescentes más jóvenes. Por lo general creen lo que ven. Es fácil que estas imágenes literalmente irreales se conviertan de manera rápida en un objetivo para las mentes jóvenes, y la relación entre el uso de las redes sociales y la insatisfacción corporal aumenta con la cantidad de tiempo que se pasa en las distintas plataformas. Cualquier reducción o uso de otros medios o actividades más positivos puede ayudar a protegerle.

Evita hacer comentarios críticos

Los niños pueden interiorizar afirmaciones que les hagan sentirse cohibidos, por ejemplo, un comentario sobre comer demasiados dulces o sobre cómo les queda un vestido. Los mensajes negativos pueden permanecer durante mucho tiempo y dañar su autoestima. En su lugar, presta atención a lo que les gusta y mantén una actitud positiva: «¡Corres tan rápido, debes tener unas piernas muy fuertes!». 

Aprender sobre el ejercicio y lo que nuestro cuerpo puede hacer

Cuando le enseñes a hacer ejercicio y celebrar las hazañas físicas que pueda conseguir es una forma estupenda de ayudarle a sentirse con fuerzas y energía. Ayudarle a explorar los deportes de equipo, participar en carreras, jugar en el parque infantil o esforzarse por alcanzar una nueva meta que se haya fijado son formas de animarle a disfrutar de su cuerpo y celebrar lo que puede hacer. El ejercicio nunca es un castigo por comer.

Personalízalo

A niños les encanta oír que a menudo luchamos con las mismas cosas que ellos. ¿Por qué? Porque nuestras propias historias pueden ayudarles a sentirse menos solos y a saber que lo que sienten es normal. Puedes contar una anécdota sobre cómo luchabas en tu niñez para sentirte lo bastante guapa o a la moda. Tal vez tengas alguna diferencia física que te haya costado aceptar o amar. Tal vez todavía estés trabajando en reconocer tu propia autoestima más allá de tu apariencia física. Compartir hasta cierto punto tus propias inseguridades puede abrir un espacio para que tu hijo o hija comparta contigo cómo se siente. 

Ayudarle a ver que tú también eres humano y que estás a su lado en los momentos más difíciles te permite una conexión a un nivel más profundo. También allana el camino para que se abra más a ti y te vea como un recurso.

Revisado por el equipo clínico de Ovia Health


Fuentes

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